jueves, 14 de febrero de 2008

para enamorados y no enamorados

Para aquellos que no creen en San Valentin ((como yo jajaj)) y para esos tontos enamoradizos que creen y que es una mierda, y para los que creen que es amor volando tambien... saludos!!


El simple deseo de la ilusión:


Éramos en su comienzo cinco. Salimos del auto en grupos. Cruzamos la calle y se nos unieron otros compañeros más. Marchamos hacia el este en una rara comitiva. Nos distribuimos así: uno encabezó el desfile, le siguió otro par más, luego nosotros dos, y después la restante masa estaba detrás de nosotros. Entre grupo y grupo había un espacio considerable, por lo que no permitía escuchar lo que hablaba cada uno, haciendo de una historia cada charla.

Cuando hablaba con él, mí alrededor no tenía el más mínimo sentido. Todo era insignificante, solo me preocupaban las palabras que emanaban de su boca, con lentitud y una clara pronunciación.

Cuando terminamos de cruzar la calle y caminar un par de cuadras, llegamos a una especie de… restaurante donde nos detuvimos a tomar algo, una coca, creo.

Nos colocamos en uno de los cúbiculos del lugar, estábamos bastantes apretados por las camperas extras que cargábamos para cuando refrescara. Pero agradecidos de que estuviéramos todos juntos. La camarera nos tomó el pedido y se marchó.

Comenzamos a hablar por nuestra cuenta de temas irrelevantes. Por suerte, me tocó sentarme al lado de él, me sentía tan bien… al no haber espacio y estar apretados, podía sentir su cuerpo pegado al mío. ¡Que gratificante!

Ya, luego de haber pasado varias medias horas, se me ocurrió hacer el primer paso. Puse mi mano derecha abierta muy cerca de su pierna izquierda para ver si él la tomaba. Pasaron unos segundos que parecieron largos minutos, impacientándome mucho. Por lo que yo le tomé la mano. Era cálida. La tomé firmemente entrelazando mis dedos por temor a que la sacara y todo aquello fuera una simple ilusión.

Mi pensamiento no se concretó. Su mano en vez de retirarse, se mantuvo unida a la mía, no obstante, su pulgar comenzó a moverse sobre el dorso de mi mano en una serie de círculos uniformes.

Eso hizo que mi corazón intentara saltar de mi cuerpo. Latía muy rápido, alegrándome de que no pudiera escucharlo para hacerme sentir más avergonzada de lo que estaba, aunque lo pude ocultar perfectamente con una sonrisa de una broma dicha por uno de mis amigos.

De vez en cuando, nos lanzábamos una que otra mirada de reojo. Cuando nuestros ojos se “tocaban”, desviábamos la mirara hacia el lado opuesto correspondiente de cada uno.

Otro tiempo más pasó como si fuera un segundo, hubiera querido que eso perdurara de por vida, pero era tarde y eso no se pudo concretar. ¡Que ingenua creer que eso iba a poder durar! Me sentía mal por como iba a terminar. Ya me imaginaba: “cada uno por su lado y sin un punto fijo por el cual discutir sobre nosotros.”

Salimos del restaurante y nos dirigimos a una plaza cerca de allí. Al haber sido bastantes, un solo banco no nos alcanzo. Nos dividimos en grupos nuevamente y dispusimos de un banco para sentarnos. Él, sutilmente, se colocó para sentarse conmigo. Bastaron minutos de discusión para que termináramos solos los dos. Nos sentamos, pero no parecíamos humanos, éramos un calco de estatuas, aunque estuvimos tomados de las manos todo el tiempo.

Estaba roja como un tomate. La oscuridad me ayudó a ocultarla. Él tomó el segundo paso. Soltó mi mano, pero puso las suyas entre mi cabeza, me miró detenidamente con ojos profundos y en tan solo un latido de corazón poso con suma delicadeza sus labios sobre los míos. Lentamente, mi boca cedió ante la suya dejándome guiar por él. Mis labios parecían tener voluntad propia ante aquello. Sucumbí bajo los efectos de una manera de besar que debería ser ilegal. Mi jadeo, que hasta hace poco no lo había tenido en cuenta, nos separó para poderme recomponer de semejante situación.

Cuando creía que todo estaba estabilizado, lo miré fijamente y sin pensarlo dos veces me abalance hacia en su dirección. Ya no había una delicadeza existente. Por el contrario, carecía totalmente de él. Fijé ambos brazos alrededor de su cuello y él me tomo con sus manos por mi cintura. El momento fue hecho por nosotros y para que nosotros lo viviéramos como debía ser… Perfecto.

A lo lejos, se sentían los gritos satisfactorios de nuestros amigos con respecto a nuestro beso, que parecían no haberse percatado del primero.

Nos separamos muy lento para que el momento perdurara lo más posible, pero los chicos más cercanos a nosotros decidieron… visitarnos. Por decirlo de alguna manera, ya que querían entrometerse. Nos hicieron las mil y un preguntas, que evadíamos con facilidad. Aunque, lograron sonsacarnos la información de una manera imprevista. Él se puso firme, evadió a los muchachos, conmigo de la mano, para sacarnos de semejante bochorno.

Me llevó a casa. Se despidió tan distintivamente con ese beso ilegal y cediendo, sin oponer resistencia, a los movimientos de sus suaves labios… Para luego despertar de tan magnífico sueño y recibir la dura cachetada en la mañana, de saber que él no está conmigo y que no está destinado a estar a mi lado…


º*

Danny...

pd. fue un sueño.. realista, no? jajajaj